Edisur News
La Ciudad  ·  2020-12-02 21:00:00

¿Qué se esconde debajo del misterioso Ala de Myriam Stefford?

Grupo Edisur te cuenta algunos secretos de uno de los monumentos más enigmáticos de Córdoba y el más alto del país.

Una muerte, una enorme tumba, un tesoro escondido y un misterio indescifrable es lo que rodea a uno de los monumentos más antiguos y enigmáticos de Córdoba: el Ala. 

Al transitar por la ruta que une Córdoba con Alta Gracia, resulta casi inevitable girar la vista para observar el enorme mausoleo que Raúl Barón Biza mandó a construir en honor a su difunta esposa Myriam Stefford. 

El monolito, que fue concluido en 1935, es hasta el momento el monumento más alto de la Argentina, con una altura de 82 metros, superando al Obelisco porteño. Grupo Edisur te cuenta en esta nota algunos de los secretos y fábulas que se esconden debajo de esa mole de cemento.

Los protagonistas

Rosa Margarita Rossi Hoffmann nació en Berna, Suiza, en el año 1905. Era hija de un italiano que trabajaba en una fábrica de chocolates y de una alemana ama de casa. A sus quince años ya había escapado a Austria y a principios de la década del veinte empezó su carrera como actriz en el teatro de Viena. También participó en varias películas del cine alemán, utilizando el seudónimo Myriam Stefford. En su currículum cinematográfico se encuentra “La duquesa de Chicago”, “Póker de Ases” y una primera versión de “Moulin Rouge”.

En 1928, conoció en Venecia al escritor y millonario argentino Raúl Barón Biza, con quien se casó en la basílica de San Marcos dos años más tarde. Tras la boda, abandonó su carrera como actriz para mudarse a la Argentina, donde descubrió una nueva pasión, que compartía con su reciente esposo: la aviación.

Barón Biza había nacido rico y era conocido en Francia por algunas excentricidades, como las lujosas cenas junto a sus influyentes amigos en los mejores restaurantes de París o haber hecho saltar dos veces la banca del casino de Montecarlo, en Mónaco. Por eso, su matrimonio con Rosa Rossi, otra excéntrica que paseaba por las calles de Berlín con su leopardo domesticado, no fue una sorpresa para sus allegados.

Un viaje trágico

Ya en Argentina, los recién casados potenciaron su espíritu aventurero y comenzaron a imponerse retos de aviación, como unir Buenos Aires con Río de Janeiro en una avioneta. Fue así como surgió la idea de que Myriam realizara un raid por 14 capitales argentinas, acompañada por su maestro Ludwig Fuchs, un héroe de guerra alemán.

El avión Chingolo I partió en agosto de 1931 desde el aeropuerto de Buenos Aires. Tras presentar algunos problemas mecánicos, la pareja de aviadores tuvo dos aterrizajes de emergencia, en Santiago del Estero y Jujuy. Barón Biza decidió enviarles Chingolo II, una aeronave que suplantó a la primera para concretar la travesía. Sin embargo, el 26 de septiembre la avioneta cayó durante su primer vuelo en la localidad de Marayes, una zona desértica de San Juan, provocando la muerte de ambos tripulantes. 

El Ala

Tras la muerte de su esposa, Barón Biza le encargó al ingeniero Fausto Newton la construcción de un gigantesco mausoleo con forma de ala de avión. La obra, en la que trabajaron cerca de cien obreros polacos, se terminó en el año 1935, cuando el viudo mandó a colocar el féretro de su amada en la cripta del monumento. El monolito se encuentra al costado de la ruta provincial 5, en el Paraje Los Cerrillos, y está construido con hormigón armado, granito y mármol. Tiene 82 metros de altura y otros 15 de cimentación, lo que lo convierten en el monumento más alto del país.

Según cuenta la historia, Myriam fue enterrada junto a sus joyas, incluido el famoso diamante Cruz del Sur de 45 quilates, a seis metros de profundidad. Sus restos están protegidos por toneladas del más sólido de los cementos, además de un complejo dispositivo de explosivos que estallaría ante el acceso de cualquier intruso. Por si esto fuera poco, en la entrada hay una inscripción que reza: "Maldito sea todo aquel que se atreva a profanar esta tumba" . 

El mausoleo cuenta con 444 escalones y una lápida en la que se lee el epitafio: “Viajero, rinde homenaje con tu silencio a la mujer que, en su audacia, quiso llegar hasta las águilas”. En la mitad de la torre hay un balcón que sirve a modo de descanso para quienes intentaban llegar hasta la parte más alta de la tenebrosa escalinata, y en la cúspide hay cuatro ventanas que funcionan como mirador.

Una muerte llena de interrogantes

Algunas leyendas alrededor de esta historia sostienen que Baron Biza descubrió un amorío entre Myriam y su piloto, por lo que a propósito envió el avión Chingolo II con una falla que ocasionaría el accidente. La causa está en investigación desde marzo de 2015, debido a que una historiadora descubrió en fotos periodísticas de esa época algunos detalles extraños en los dos cadáveres: aparentes heridas de bala en sus rostros y ambos cuerpos intactos a pesar del incendio de la aeronave. Además, la pareja de aviadores volaban siempre, como se estilaba en esa época, con uniformes de pilotos y en las imágenes históricas se los puede ver con ropa de civil.

Lo cierto es que la verdadera historia está enterrada junto a Myriam, bajo su enorme mausoleo, y quedará allí hasta que alguien se anime a profanar la tumba sin que la terrible maldición caiga sobre sus hombros.

TODAS LAS CATEGORÍAS

EMPRENDIMIENTOS EN ESTA NOTA

CARGAR MÁS NOTAS

¿Encontraste algo interesante?
Compartí esta página en tus redes sociales

edisur_header_edisur@2x
Llamá para solicitar asesoramiento comercial
0810-888-3347
Dejanos tu consulta comercial
y te asesoramos ¡Llamanos! 0810-888-3347