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La Ciudad  ·  2012-07-17 00:00:00

Acupuntura Urbana, la magia de la medicina aplicada a la ciudad

Sanar la ciudad, entendiendo que la ciudad no es el problema, sino más bien la solución. Esta es la convicción de Jaime Lerner, reconocido arquitecto, urbanista y político brasilero, cuando desarrolla el concepto de “acupuntura urbana†en su libro homónimo editado en el 2003*.

Se trata de propiciar un comienzo. Este despertar de la ciudad se logra a través de la acupuntura urbana, tomada como el principio de recuperar la energía de un punto enfermo o cansado por medio de un simple pinchazo que permite la revitalización de ese punto y del área a su alrededor. En esta línea de pensamiento, Jaime Lerner plantea ideas simples aplicadas a intervenciones urbanas en pequeña escala y sostiene que se puede mejorar una ciudad en poco tiempo con algunas acciones focales que le den una nueva energía.

Aplica este principio a la ciudad cuando afirma que “podemos y debemos aplicar ciertas ‘magias’ de la medicina a las ciudades porque muchas de ellas están enfermas, algunas casi en estado terminal. Del mismo modo en que la medicina necesita de la interacción entre el médico y el paciente, en urbanismo también es necesario hacer que la ciudad reaccione. Pinchar un área de tal modo que pueda ayudar a curar, mejorar, crear reacciones positivas en cadena. Es necesario intervenir para revitalizar, hacer que el organismo trabaje de otro modo”. 

No sólo obras

La acupuntura urbana no sólo refiere a obras y hasta puede hablarse de una acupuntura para la música, de la acupuntura del silencio, de la luz como buena acupuntura, o de una aguapuntura. En algunos casos, es la introducción de una nueva costumbre, un nuevo hábito, lo que crea condiciones positivas para la transformación. Asimismo, intervenciones humanas pueden convertirse en acupuntura. Otras veces, es un cambio cultural o viene por medio de un toque de genialidad artística. También hay acupuntura en intervenciones que se dan por necesidad más que por deseo, para sanar heridas que el propio hombre produjo en la naturaleza.  Los propios sistemas de transporte generan buenas acupunturas urbanas para el mundo. Incluso, puede ser que no hacer nada resulte una medida urgente de acupuntura.

Poner un museo en una zona degradada, peatonizar un eje viario, construir un teatro en una vieja cantera, revalorizar y disfrutar los mercados de frutas y verduras, recuperar un río, colocar jardines flotantes en los limpiadores de ventanas, organizar exposiciones artísticas en el ascensor de un edificio, implantar actividades económicas en zonas socialmente deprimidas, integrar los medios de transporte incluyendo el taxi y la bicicleta, son algunos ejemplos que utiliza para dar cuenta de que, con distintas acciones, no siempre complejas, pero que implican verdaderos actos de corresponsabilidad entre vecinos y autoridades, la ciudad puede recobrar vida y los ciudadanos, mejorar su calidad de vida.

Puntada rápida no duele

Así  titula uno de los ensayos del libro donde la rapidez de la intervención ocupa una reflexión particular. Lerner no se puede imaginar una acupuntura con la aguja siendo introducida con presiones demoradas y dolorosas. Del mismo modo, el despertar de una ciudad, su reacción, se logra a partir de transformaciones que deben ser inmediatas y que el planeamiento como proceso, aunque bueno y positivo, no consigue.

Una vez superada la discusión previa, la ejecución tiene que ser rápida para sortear la propia burocracia administrativa, la mezquindad y utilización política y también nuestra propia inseguridad. Rescata como ejemplo la realización en sólo 72 horas de una calle peatonal en Curitiba, cuando era alcalde de la ciudad. Cuenta que antes de comenzar el proyecto, había oposición, pero una vez que lo probaron, estaban todos encantados.

Asegura entonces que a veces tenemos buenas ideas pero con el tiempo empiezan las dudas y nos olvidamos que es un proceso que se puede corregir siempre. Lo grafica como un compromiso con la imperfección, entendiendo que no se pueden tener todas las respuestas antes porque de ese modo estaríamos limitando la creatividad. Aclara también que hacerlo rápido no quiere decir hacerlo mal, pero advierte al mismo tiempo que la gente que busca siempre el consenso acaba perdido en reuniones interminables que no arreglan nada. 

Acupuntura creativa

A veces, pequeños “gestos creativos” se convierten en acupunturas poderosas. Lo primordial para Lerner es superar el principio universalmente consagrado de que “la mediocridad laboriosa a veces gana a la creatividad ociosa”. Por eso, a lo largo del libro, repudia a los que califica como vendedores de complejidades y acumuladores de datos innecesarios, que, perdidos en intermibables e inconclusas búsquedas y análisis, van ganando espacio e implantan la inacción.

En contraposición, rescata de su memoria la puesta en marcha de una de las mejoras más importantes del sistema de transporte en Curitiba. Superaron la batalla de conseguir hacer un ómnibus biarticulado, una vez que -casi con vergüenza- una de las más reconocidas fábrica de chasis reconociera que no tenía más que recortes de periódicos sobre soluciones de transporte masivo, y decidiera entonces poner a disposición el quipo de trabajo en Gotemburgo, Suecia, para hacerse cargo de la fabricación de ómnibus que transportaran a 300 brasileros.

Pero la mayor innovación vino de los propios choferes que, convocados a participar del proceso creativo, resolvieron la forma de encastrar perfectamente las unidades a una estación-tubo donde se agilizaba el pago del pasaje antes de entrar al ómnibus.  Lejos de soluciones electrónicas complejas y extremadamente caras –tan caras como el costo de la propia flota- propusieron pintar una pequeña línea en el vidrio del ómnibus en coincidiencia con otra pequeña línea en la estación tubo de modo que, al coincidir, otorgaban agilidad y seguridad para los pasajeros. Este sistema funciona perfectamente hace más de 15 años y es la prueba que Jaime Lerner aporta para demostrar una acupuntura creativa y una gran victoria sobre la mediocridad laboriosa.

La ciudad como escenario de encuentro

Congregadora por definición, la ciudad es el centro a partir del cual se crean los códigos de convivencia. Si el gran conflicto ideológico del mundo es “globalizar la solidaridad”, la ciudad debe ser vista como el último refugio de solidaridad.

El problema surge cuando se separan las actividades económicas de los asentamientos  humanos y se separan trabajo y vida. La ciudad es una integración de funciones. Cuanto más se integran las funciones urbanas, más se mezclan las edades, los estratos sociales, la ciudad así tiene más encuentro y más vida, y, por tanto, la ciudad es más humana.  En definitiva, el hombre es actor y espectador del espectáculo diario que es la ciudad. Una buena acupuntura crea puntos de encuentro y, principalmente, hace que cada función urbana catalice el encuentro entre las personas. Una terminal de transporte, cita como ejemplo, no necesita parecerse a una estación de ruta. También puede ser un punto de encuentro agradable, como lo es en Estrasburgo, Francia. En Seúl, por caso, una estación de metro tiene un pequeño planetario como recreación infantil en una de sus áreas de circulación.

Más profundamente, una buena acupuntura urbana debe llevar en sí misma un serio compromiso de solidaridad, por cuanto convivimos diariamente con las consecuencias de injustas desigualdades sociales que marginan parte de la población. Resolver los problemas de infraestructura disponible en áreas alejadas, solucionar el problema de la basura que contamina, atacar los problemas de empleo, y otros mucho más terribles como la violencia o las drogas, también deben entrar en la agenda médica. Por caso, y sin demasiado estudio, Lerner plantea que la instalación de servicios, la generación de actividades económicas, comercios, iluminación y equipamiento que promueva la integración, que obligue subir al monte para conseguir provisiones e intercambiar servicios, es una buena acupuntura urbana que aportaría empleo y seguridad a las favelas brasileras.

Un ejercicio de amor

Destacado por la labor urbanística en su ciudad natal, Curitiba, de la que fue alcalde en tres ocasiones, y por haber sido gobernador del estado de Paraná en dos oportunidades, pareciera que no son sólo sus atributos políticos o profesionales los que le confieren autoridad sobre el tema. Con vocación de médico, amar a la ciudad es lo que lo inspira.

Por eso, Jaime Lerner, se pregunta –nos pregunta, en realidad- ¿qué tanto te gusta tu ciudad? Más allá de que nos guste por haber nacido en ella. ¿Qué pensás de tu ciudad? Y nos obliga a dejar de lado a las personas que proyectan sobre nosotros la tragedia que nos influencia a punto de que estamos seguros de que no hay más soluciones, que nuestra ciudad es la que tiene la peor infraestructura, la más violenta, la más injusta.

Lo más importante, dice Lerner, es tener una visión correcta. Y eso exige una competente ecuación de co-responsabilidad porque a partir de una idea, de un diseño deseable, todos –o al menos la gran mayoría- van a ayudar a concretarla.

Finaliza entendiendo que cada aguja de acupuntura es un gesto de amor a la ciudad. E invita a diseñar nuestra ciudad, de esta manera:

Comience diseñando su ciudad. Diseña su vecindad y marque aquellas personas que conoce. Salúdelos por su nombre. Es una buena acupuntura

Compre en los almacenes y locales donde los dueños están atendiendo. Otra buena puntada de amor a la ciudad. Tome el ómnibus próximo y salude al chofer, al cobrador y a los vecinos que están ahí. Punto para vos. Ande a pie y fíjese en el diseño del piso, de las luminarias, en el itinerario. Otro punto más para vos.

¿Oyó y reconoció un son habitual de la ciudad? ¿Sintió algunos aromas conocidos de alguna región? Más puntos. ¿Pidió al comerciante de la tienda donde acostumbra comprar que no cierre con puertas de acero a la noche y así dejar que el pueblo vea la mercadería en la vitrina? Más puntos.

¿Tiene un grupo de conversación, un café o bar que es su punto? Óptimo. ¿Tiene su barbero, su banca de periódicos? Todavía mejor. ¿Es cliente de tiendas y servicios que dan frente a una calle? Más puntos. Su eco clock es menor que uno, mejor.

¿Tiene en su memoria la ciudad como ella era, no cuestiona la junk food, asiste a películas en cines de calle, comenta después con los amigos en un restaurante? ¡Mis felicitaciones! Sos un ciudadano, curado por la acupuntura urbana.

Sos capaz de captar momentos especiales en la vida de una ciudad, de vislumbrar que cada ciudad puede ser mejor. Depende de vos conocerla y sentir aquello que ella tiene mejor, que es la solidaridad. Entonces, sos capaz de amar a las personas de todas las ciudades.

Las perlitas de la Acupuntura Urbana

Muchas ciudades hoy necesitan de acupuntura porque dejaron de cuidar su patrimonio cultural. Un triste ejemplo de ello es la desaparición de los cines municipales que representaban para las personas un espacio mágico de fantasía, de música, de realidad, de sueño, de esperanza, donde las personas se encontraban, discutían, se divertían.

Smart car. Smart bus. Smart peatón. Pensar en un auto+bike, un “dos en uno”, como un auto de carretera que tenga un auto urbano en el portaequipaje. El smart bus con carril exclusivo y frecuencia máxima. La smart bike es aquella que no se mezcla con el tráfico normal ni molesta en la vereda. El smart taxi es el que menos concuerda con los trayectos del ómnibus o el metro. El smart peatón es el que puede utilizar todo y el que va a exigir como consumidor todos estos servicios.

Colesterol urbano. Es la acumulación, en nuestras venas y arterias, del uso excesivo del automóvil. La solución: usar menos el automóvil cuando hay buenas alternativas de transporte colectivo en los recorridos de rutina. La buena acupuntura es colgar las llaves por unas horas.

Gentileza urbana. Cada gesto que impone respeto entre las personas con actitudes que estimulan el amor por su ciudad.

La música hace surgir una fotografía de la ciudad en tu mente. Cuando una música o un ritmo asume la identidad de una ciudad o de un país, puede crear una buena acupuntura urbana.

La mezcla de funciones es importante. Y la continuidad del proceso es fundamental. Hay que rellenar los vacíos. Si en una región, sólo existe actividad económica y falta gente, hay que incentivar la población. Si lo que ocurre es la falta de actividad, lo importante es incentivar los servicios.

Luz es buena acupuntura. La iluminación pública puede realzar la estructura básica de la ciudad. En Amsterdam, las luces de los puentes reflejan sus arcos en los bellos canales.  Durante el proyecto Río Año 2000, se propuso crear veredas en formas de ondas realzadas en los bordes con neón e iluminar la playa y las ondas del mar dramáticamente.

*Acupuntura Urbana, Editora Record, Río de Janeiro, 2003.

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