Prohibido tirar los muebles viejos

Angelina Boero lidera Tota Margarita, un emprendimiento que lleva casi cuatro años dándole una segunda oportunidad a mesas, sillas y sillones. “Me encanta que quien decida restaurar o intervenir tenga presente el cariño y los lindos recuerdos que alberga aquella pieza, y la posibilidad de conservar sus características originales o bien intervenirla ofreciéndole una nueva impronta”, le comentó a Grupo Edisur. 

Si tenemos un mueble de los abuelos, que nos han regalado o bien que compramos para reparar, hay que pensar en qué queremos hacer con él: lo restauramos o lo intervenimos. Al restaurar se conservan las características originales del mueble y al intervenir se le otorga una nueva personalidad, ya sea con color, cambiando piezas o a veces incorporando elementos que nada tienen que ver con el objeto. 

Para no equivocarnos lo mejor es hablar muy bien con quien realizará el trabajo, expresar qué idea tenemos en mente e imaginar ese objeto en el lugar que ocupará en casa, incluyendo el estilo decorativo. No hay que olvidar el valor sentimental sobre la pieza y el material de fabricación. Por ejemplo, en el caso de los muebles de pinotea o roble americano de principio de siglo sería un “verdadero atentado intervenirlo y esconder bajo la pintura aquellas vetas increíbles”. Lo contrario ocurre con los muebles de la década del ´40, los cuales comenzaron a fabricarse en serie y la mayoría eran enchapados o de maderas de baja calidad. 

Un mueble antiguo o viejo intervenido no sólo le otorga calidez sino también mucha personalidad a un ambiente. Hoy casi no hay reglas a la hora de decorar y eso aumenta el desafío. Y si hablamos de piezas antiguas, el reto es que se complementen en diversos escenarios. 

“No siempre deben formar parte de un espacio completamente decorado con antigüedades, respondiendo a un estilo Luis XV, barroco o rococó; todo lo contrario. Un mueble antiguo o una reliquia se lucen más cuando se encuentra en contraste con una decoración poco cargada como puede ser un estilo nórdico, en donde se privilegia el blanco, la madera natural y la iluminación abundante. Allí unas sillas Thonet se podrían volver las reinas del comedor”, explicó Angelina.

Entonces, ¿pueden conjugarse estas antigüedades con los estilos modernos? Claro que sí. Pero la clave está en evitar los excesos. La armonía se consigue utilizando uno o dos piezas que se vuelvan protagonistas y permitan al resto de los elementos que componen un ambiente -cama, cortinas, lámparas, cuadros, alfombras, textiles-, equilibrar la decoración. 

Aquellos espacios que toman el minimalismo o tendencias modernistas no nos obligan a excluir las antigüedades, pero sí nos exigen redefinir su uso en un rincón específico y respetar la paleta de colores elegida, aspecto esencial que determinará la conjugación armoniosa de un mueble antiguo en una decoración modernista. 

Hay que recordar que la libertad para diseñar un espacio no es sinónimo de poner todo lo que tenemos, por el contrario, es el momento indicado para seleccionar lo justo y necesario. 

• “Cosas Viejas”

Av. Madrid 2351 – barrio Crisol

• Antigüedades “El Reencuentro”

Av. San Martin 5602 (Río Ceballos)

Contacto: 03543-15518938 

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